Guy de Maupassant, "Le Horle"

"¿Has pensado que sólo ves la cienmilésima parte de lo que existe? Considera, por ejemplo, el viento, que es la más grande de las fuerzas de la naturaleza. Derriba a los hombres, destruye casas, arranca los árboles de raíz, agita los mares formando olas gigantescas que azotan los acantilados y lanza los barcos contra los peñascos. El viento silba, ruge, brama, incluso mata a veces. ¿Lo has visto? Sin embargo, existe" (Guy de Maupassant, "Le Horle")

jueves, 21 de abril de 2011

Autodestrucción

Bueno, chic@s, llevo bastante tiempo sin publicar nada por aquí debido a que me estoy centrando más en el otro blog. Pido disculpas por ello, pero es que como sabéis, la inspiración va y viene, y esta vez, está viniéndome más para escribir la historia de "Fight For Rock". En fin, hoy os traigo un micro-relato, que originariamente escribí para un ejercicio de valenciano, pero que he traducido para que podáis leerlo y me deis vuestra opinión. Espero que os guste, aunque es bastante corto, pues el límite de palabras que puso la profesora era de más o menos 150. En fin, no me enrollo más. Disfrutad de la lectura y ¡felices Pascuas!




Me levanté aquella mañana al lado de un hombre al que no conocía. Juraría que no lo había visto en mi vida, pero “nunca” es una palabra bastante inexacta. Seguramente lo había conocido en aquella oscura discoteca la noche anterior. El local estaba hasta los topes, y a penas se podía respirar. Ni siquiera me apetecía estar en aquel decadente lugar, solamente quería calmar la angustia que me consumía por dentro… Aunque sabía que eso iba a ser mi propia autodestrucción.
           
Me acerqué a la barra, pedí una copa de vino y esperé a que mi proveedor apareciera. Cinco minutos después, sentí una cálida mano masculina sobre mi hombro, y una voz grave y profunda que me dijo:
           
— Aquí lo tienes.
           
Me giré en su dirección y nuestros ojos se encontraron. Sí. Ahora lo recordaba todo. Aquél era el hombre que estaba en mi cama. No había tenido el dinero suficiente para pagarle, y aquélla había sido la única solución que se le había ocurrido al traficante. Había pagado con mi cuerpo, con mi dignidad, mi propia autodestrucción.

4 comentarios:

  1. Guau, que cortito, pero dios, ¡Qué final!

    Felices pascuas a tí tambien Athenea.

    Besos!

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  2. Guau como mola. Aquí sacas un buen ejemplo de lo que significa tomar drogas. Terminas haciendo cosas que nunca soñaste que harías como cierta historia que me han contado esta mañana, solo que esta termina en tragedia. En fin, muy bueno este micro relato.

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  3. que entrada!! muy intersante en verdad...
    Por cierto, espero pases un gran domingo de pascuas junto con tu familia y amigos
    Mis mas sinceros deseos..
    Au revoir

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  4. Todos pagamos con creces nuestros actos, sobretodo nuestros vicios.

    Buen relato!

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