Guy de Maupassant, "Le Horle"

"¿Has pensado que sólo ves la cienmilésima parte de lo que existe? Considera, por ejemplo, el viento, que es la más grande de las fuerzas de la naturaleza. Derriba a los hombres, destruye casas, arranca los árboles de raíz, agita los mares formando olas gigantescas que azotan los acantilados y lanza los barcos contra los peñascos. El viento silba, ruge, brama, incluso mata a veces. ¿Lo has visto? Sin embargo, existe" (Guy de Maupassant, "Le Horle")

domingo, 12 de junio de 2011

Parte VII. Ars Amandi.

— Voy a darme una ducha, cariño — me dijo el rubiales desde el vano de la puerta del baño —. ¿Te apetece enjabonarme la espalda… o prefieres que te la enjabone yo a ti? — añadió, esbozando una pícara sonrisa. Yo aparté la mirada de su rostro y la clavé con vergüenza en el suelo.
           
— Lo tomaré como un “no” — replicó mi captor con resignación, antes de meterse por fin en el baño.
           
Respiré hondo y traté de calmarme. En los últimos días había considerado la opción de acostarme con él para ver si así se quedaba satisfecho, nunca mejor dicho, y me soltaba. Sin embargo, había descartado pronto esa opción. Algo me decía que a mi secuestrador le gustaba demasiado tenerme como prisionera en su casa…
           
Quince minutos después salió de la ducha, con una toalla color borgoña que únicamente le cubría de cintura para abajo. Tenía el pelo rubio empapado y le caían gotitas de agua que le recorrían el pecho y los brazos… Sólo podía pensar con claridad: “¡Dios, qué delicia!”
           
Pero lo cierto es que por dentro me reprochaba a mí misma el hecho de tener esos “pensamientos impuros” con el tío que me había secuestrado. No era mala persona, ni tampoco un asesino en serie, como me había temido en un principio, pero tampoco ningún santo. Era un mandril en toda regla.
           
— ¿Te gustaría ver una película o algo, pequeña? — me preguntó con una sonrisa, al tiempo que se acercaba al armario, que estaba justo frente a la cama.
           
— La verdad es que me da igual — repliqué, procurando no demostrar emoción alguna en mi voz.
           
— Podríamos ver “V de Vendetta”. Es una película que no me canso de ver.
           
Tras decir aquello, se quitó la toalla de la cintura, quedándose totalmente desnudo frente a mí, y comenzó a rebuscar en el armario algo de ropa para ponerse.

“Sí, tu trasero es algo que yo tampoco me canso de ver…”, pensé, lanzando un largo suspiro. Bueno, puede que después de todo el acostarme con él no fuera una idea tan descabellada…

El rubiales se puso unos pantalones vaqueros cortos, sin camiseta, y encendió la tele que había justo al lado del armario, antes de ponerse a rebuscar entre una pila de DVDs el de “V de Vendetta”. Cuando encontró la dichosa película, la puso en el reproductor de DVD y se tumbó en la cama junto a mí.  

— ¿Has visto la película alguna vez?

Negué con la cabeza.

— ¿Prefieres que la veamos en versión original?

— Sí, no me gustan para nada las películas dobladas al castellano.

— A mí tampoco — reconoció él —. En Suecia nunca las doblan. Siempre las hacen en versión original con subtítulos.

— Supongo que por eso tenéis un nivel tan alto de inglés, ¿no?

Él asintió con una sonrisa.

— Sí. En inglés, y en otros idiomas. Yo sé hablar inglés, alemán, francés y español, y sueco, por supuesto.

En aquellos momentos me quedé mirándolo con la boca abierta. No sólo estaba bueno y muy colgado, sino que además, sabía hablar cinco idiomas. Habría sido el hombre perfecto, si no me hubiese tenido atada a su cama durante tres días.

— ¿Cuántos idiomas hablas tú, preciosa? — me preguntó con una sonrisa pícara.

— ¿Yo? — repliqué, al tiempo que sentía que me ponía roja como un tomate, pues no estaba acostumbrada a que alguien me mirara tan intensamente. Y menos alguien que estuviera tan bueno como él — Yo hablo inglés, español y un poquito de alemán…

— Está muy bien, cariño — replicó él, al tiempo que acercaba peligrosamente su rostro hacia el mío —. Si quieres, puedo ayudarte a perfeccionar tu alemán, o enseñarte sueco… u otras cosas más útiles para la vida diaria.

Su mano derecha estaba acariciando mi muslo muy lentamente, en una caricia sumamente tierna. Me daban ganas de pedirle que no se detuviera, que me encantaba lo que me estaba haciendo, pero me contuve a tiempo. Si ese hombre estaba muy salido ya de por sí, si encima le decía que me encantaba lo que me hacía, eso le habría dado un poder especial sobre mí.

— ¿Sabes qué fue lo que más me atrajo de ti la primera vez que nos vimos? — me preguntó, inclinándose sobre mi cuerpo.

Yo negué con la cabeza, instándole así a que me lo dijera.

— Tus pechos. No son ni muy grandes, ni muy pequeños — dijo, al tiempo que comenzaba a acariciarlos con suavidad por encima de la tela del camisón —. Tienen el tamaño ideal…

— Gracias — repliqué, sin saber qué más podía decir —. A mí tu pelo me parece muy bonito. Había visto a algunos rubios, pero tu cabello tiene una tonalidad genuina, con matices rojizos en algunos mechones. Es hermoso.

— ¿Lo dices en serio? — inquirió él con una mirada esperanzada, pero sin dejar de acariciar mis pechos — Me encantaría que me acariciaras el pelo — admitió con una sonrisa —. Y también me encantaría lamer tus pechos… Estoy seguro de que son deliciosos… Umm, se me hace la boca agua sólo de pensarlo.

Definitivamente ese hombre no era capaz de pensar en otra cosa que no fuera en sexo. Y lo cierto es que, a una parte de mí, y no a una parte pequeña, le encantaba que así fuera…

— Voy a desatarte un brazo, ¿de acuerdo? — me sugirió con una sonrisa — Así tú también puedes tocarme, si quieres.

— ¿Pero no íbamos a ver la película? — pregunté juguetona.

— Creo que será mejor que la dejemos para otro momento, ¿no te parece?

Yo estaba a punto de asentir con la cabeza, pero justo en ese momento, alguien llamó a la puerta.

3 comentarios:

  1. Uy xD
    ¿Quién llamó en ese justo momento?!
    ¿Quién ha osado interrumpir? jaja
    Muy bueno estuvo, espero con ganas la siguiente parte! :)

    Besos!

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  2. Aah! interrupcioneees!! que inoportunas son xD
    toca esperar a ver quien entra por esa puerta e.e
    haz que la espera sea corta y sube pronto el siguiente ^^

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  3. ¿¡Pero cómo lo dejas así!? ¡No es justo! XDDDDDDDD Jajajaja. Cuando le ha preguntado:
    -¿Sabes qué fue lo que más me atrajo de ti la primera vez que nos vimos?
    Pensaba que iba a decir cualquier cosa menos lo que le dijo, jajajaja. ¡Vaya mandril!

    Por cierto, lo de que hable 5 idiomas me ha recordado a Max. *.* Al menos es un secuestrador culto y no un becerro ignorante. :)

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